domingo, 17 de junio de 2012

Para mi papá.


Mi papá tiene "cara de bueno", así lo describió un colega amigo hace unos años cuando vio una fotografía suya. Yo lo defino como un hombre sencillo y feliz. Siempre he admirado su simpleza y algo que me gusta mucho de él es escucharlo silbar o tararear una canción. Lo hace a menudo, cuando trabaja en el campo, cuando camina por el huerto de la casa, cuando le ayuda en la cocina a mi mamá. Es humilde, simpático, tiene un inteligente sentido del humor y gran talento para imitar a personas y personajes cuando relata alguna historia. Como todo ser humano, tiene sus defectos también, pero no voy a criticar a mi padre en un blog, jajajaj!.  Tuvo una infancia dura, marcada por el trabajo en el campo, desde muy niño. Recuerdo que lloré cuando escarbando con mi abuela en los papeles que guardaba en un enorme baúl, me encontré con un pseudo contrato en que dentro de las obligaciones de mi abuelo, se incluían los servicios de mi papá, un niño de 7 años. Lloré de pena imaginando su infancia, tan distinta a la que él nos había entregado, no exenta de limitaciones, por cierto, pero sin que nos faltara lo indispensable y jamás en las condiciones vividas por él. Amó y cuidó a sus padres durante toda su vida. Nunca los dejó, de hecho, nuestros abuelos vivieron con nosotros hasta su muerte. Ama profundamente a mi mamá y juntos han tenido una larga y real historia de amor, con crisis que lograron superar; pololearon durante siete años y se casaron cuando mi mamá tenía 24 y mi papá 29. En la fiesta de matrimonio su hermano del alma, su compañero de la vida murió en un accidente automovilístico; es uno de sus grandes dolores de que lo marcó profundamente y a toda nuestra familia. Un dolor y recuerdo que se hizo presente en mi infancia y la de mis hermanos. Mi papá vivió un largo duelo, dentro del cual se sentía responsable por la muerte de su compañero. Lo que construimos todos después de ello es el resultado del transcurso del tiempo y también de mucho amor. Soy su hija mayor y la única mujer. Me adora y a mis hermanos también. Sin duda siente un gran orgullo por sus hijos y cada uno de nuestros logros. Nuestra relación padre-hija ha variado con los años, nunca ha sido conflictiva, pero sí durante mucho tiempo más distanciada; ya adulta descubrí la razón y trabajamos juntos en resolverlo.  Siempre ha confiado profundamente en mí y dice que lo único que quiere en la vida es sabernos y vernos felices. Durante toda mi vida me he sentido querida y protegida por él, en mi infancia y adolescencia su sola presencia me hacía sentir segura, ya adulta asumí la realidad y que por mucho amor que exista, nadie te libera de ciertos riesgos y daños. Aún así, la única vez en que he visto a mi padre más débil que yo fue cuando murió mi abuelo. Tengo grabada esa imagen en mi memoria, mi padre abatido por el dolor, caminando apenas, despidiendo a su viejo, en ese momento sentí que debía contenerlo. La semana pasada cumplió 64 años, no los demuestra, aparenta menos edad. Pero el tiempo pasa y no de largo y su cuerpo ya comienza a resentir tanto tiempo de trabajo duro. Yo quiero que trabaje menos, pero es imposible, en eso es igual a su padre, mi tata Armando, forzarlo a dejar de trabajar sería matarlo en vida, así decía mi abuelo. Mi estrategia es convencerlo poquito a poco, no me ha ido muy bien hasta ahora, pero soy optimista. Sin embargo, el esfuerzo físico se compensa con una vida apacible, disfrutando la belleza y energía que entrega el campo a diario, sus cultivos, sus animales, su huerto. Actualmente soy testigo de su lado más tierno y juguetón con mi sobrino Joaquín, su único nieto hasta ahora; me confesó que lloró la semana pasada cuando le cantó el "cumpleaños feliz" por teléfono. Una de mis canciones favoritas de Víctor Jara es "El Arado", precisamente porque cada vez que la escucho pienso en él y creo que lo identifica plenamente. Más que desahogo, mi relato en este día está destinado a concluir que me siento feliz y agradecida de él, un padre  presente, preocupado, esforzado, amoroso, quien me ha entregado todo de sí e indudablemente es fundamental junto a mi madre en lo que soy ahora. 



2 comentarios:

  1. Y ha hecho un buen trabajo, porque tiene una hija tremendamente buena, una gran amiga, con los pies bien puestos en la tierra(casi en todo), esforzada y muy trabajadora.
    Dicen que somos producto de nuestra historia y la vida a veces nos hace poner cara dura para esconder nuestras debilidades, eso pasó también con mi padre, uno de los seres más buenos y amorosos que he conocido, asi como debe ser tu papá.
    Nuestra misión: admirarlos y cuidarlos mientras viven y luego recordarlos y seguir admirandolos cuando ya no están.

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    1. Gracias Pau!. Sé del profundo amor y admiración que sientes por tu padre, y sin dudas conozco parte de él por ti. :-)

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