sábado, 23 de julio de 2011

Mis primeras recetas.






Los que leyeron mi publicación de hoy en la tarde, comprenderán que están próximos a conocer los resultados de esta primera preparación culinaria "registrada"; los que no me leyeron, si pueden y quieren, pueden dedicar un par de minutos de su existencia a leer para entender de qué les hablo; los que no, les cuento que estoy escribiendo sobre una preparación de comida de hoy, y que se basó en dos recetas extraídas de un sitio web peruano, cuyo nombre no pienso revelar. Digo que mis preparaciones "se basaron" en estas recetas, porque son algo así como una adaptación a la realidad de una mujer residente en una pequeña ciudad, donde definitivamente no se encuentran todos los ingredientes para recetas de comida peruana.
Aquí vamos, tal como conté, mi idea original era preparar Pollo a la naranja, acompañado de arroz a la peruana con maní tostado. Aclaro desde ya que en la receta original, el pollo estaba preparado a la olla, pero yo opté por buscar una receta en que el lolo pollo fuera cocinado en horno. También aclaro que resulta bastante difícil calcular los ingredientes en una preparación "para uno", ya que las recetas suelen ser para 4 o más. Pero bueno, ya dije que soy buena para comer y por razones de tiempo, siempre preparo algo a lo menos para almuerzo y cena, así que digamos que es una preparación para 2 personas.
Pollo a la Naranja. Para esta preparación utilicé poco menos de la mitad de los filetitos de pechuga que compré, haciendo un cálculo estimativo, algo así como 300 grs. y en dinero, aproximadamente $1.500. Papa y cebolla morada, cortada en rodajas ($200 por lo alto, cebolla morada porque es más suave y dulce); 2 naranjas (del huerto de mi papá, pero pongámosle $100) y una taza de vino blanco (según el precio de la botella, yo ocupé lo que tenía a la mano: Carmen Insigne, ¿serán unos $400?). La preparación es más simple de lo que puede pensar: le aplica una cucharadita de aceite de oliva a una fuente para horno, le agrega los filetitos de pollo salpimentados, papa y cebolla en rodajas, las naranjas hechas sumo y el vino. Y listo, al horno.
Arroz a la peruana con maní tostado. Adelanto que el nombre es más extenso que el tiempo que demorarán en prepararlo; exagero, pero quiero decir que tampoco es complicado de preparar. Este plato sufrió una adaptación considerable, debido a la inexistencia en Ovalle de "choclo cuzqueño desgranado" y a que en vez de prepararlo con choclo congelado que había en mi refri, opté por hacerlo con habas y porotos verdes, fresquitos, recién comprados en la Feria de Ovalle. La preparación: sofreír dos dientes de ajo en aceite, luego agrega una cucharadita de ají peruano en polvo (yo lo hice con pimentón en polvo), agrega zanahoria picada en brunoise ( en cubitos pequeños, tuve que googlearlo, jajajaaj), las habas, los porotos verdes y una taza de agua. Dejar cocer por unos minutos. Luego, agrega una taza de arroz, sal a gusto y 1/2 pimentón cortado en tiritas. La receta original dice que el agua debe cubrir 1 cm al arroz, aprox. Una vez cocido y graneado, agregar el maní tostado y mezclar. El costo de todo lo anterior, exagerando, $1.000, incluido el gas y hora hombre, jajaajajajaj.
Maridaje. Aquí debo reconocer que me caí, porque no lo había considerado, pese a mis asistencias con etílicas consecuencias a las noches de maridaje en el restaurant Kardamomo de La Serena. Mi preparación pudo tener un final trágico, si no fuera por mi querido amigo con quien conversé hoy en la tarde, quien casi sufrió un ataque al hígado cuando le comenté que mi mini-bar solamente contaba con dos botellas de vino, y ambas correspondían a cabernet sauvignon (nada malos en todo caso, Caliterra y Tamaya), pero no idóneos para maridar con mi plato. Con suaves palabras, me convenció para correr al supermercado y comprar una botella de vino espumante, Viña Mar, Brut (compatible con mi presupuesto: $3.990); obedecí cual Palomita Blanca con su querido Juan Carlos, y aquí me tienen, escribiendo un poco mareada porque está tan rico que ya llevo varias copas en el cuerpo.
Resultado: Aquí tendrán quedarse con la apreciación subjetiva de la cocinera, ya que no hubo comensales que rebatan mi conclusión, quedó exquisito, tanto que me repetí el plato y queda para mañana. Lo califico con DBF (delicioso, barato y fácil de preparar).
Agrego las fotos, imaginando que existirá un ser humano que en algún momento leerá esta publicación y se animará a prepararlo. ¿Dudas?, no tendré problemas en aclararlas, ya que estoy casi siempre conectada y dispuesta a responder.
Saludos cordiales y salud!!!
P.S.1 chiquillas, no se les ocurra preguntar por el aporte calórico de mi preparación, primero que todo porque no tengo idea, y segundo, porque me importa menos que un rábano, que es bien rico por lo demás.
P.S.2 Puede acompañar la preparación con música a su elección. En mi caso, música variada como siempre: Mercedes Sosa, Los Jaivas y Trifulka.
Nos leemos!!


Cocinando en Sábado.

Me gusta cocinar y me gusta comer, esto es lo primero que quiero decir. Pero no dedico mucho tiempo a la cocina, algo que desde hace un tiempo a esta parte pretendo cambiar.
De niña, recibí las instrucciones básicas, provenientes de una mamá dedicada a las labores de casa, que objetivamente cocina muy rico, y de dos abuelas cocineras a rabiar, de esas abuelas de campo, que al recibir una visita, daban por sentado que esa persona no comía desde hace 3 días, y que había que servirles algo rápidamente y hasta que les diera hipo. Por lo mismo, en el campo se acostumbra siempre cocinar "un poco más" "porque nunca se sabe quien puede llegar". Si sobra comida, en el campo nunca se pierde algo, todo sirve, por lo que el excedente de la olla era destinado a los perros, a los gatos, incluso a los chanchos que pucha que son buenos para comer y nada de exigentes. Así es como recuerdo que en la casa de mi abuela Dulia, siempre existía un brasero prendido, con una tetera humeante, para tener a lo menos agua hervida para un té, un mate, mientras se preparaba algo de comida si es que no quedaba algo en la olla.
Pero mi experiencia con la cocina ha sido limitada, por allá por los 10 años recuerdo que me las di de cocinera para mi papá y los ayudantes en la cosecha de morrones, preparando un arroz que además de crudo, quedó desabrido, incomible. Luego, siempre de asistente de cocina con mi mamá o mis abuelas, que no soltaban mucho el cuchillo o el cucharón, solamente observaba y colaboraba en las labores que ellas únicamente podían decidir, y que no eran muy importantes: "vaya a buscar unas ramitas de orégano, páseme el salero, revuelva ahí, destape un poquito esa olla, ponga la mesa, vaya a llamar a su papá y a su tata". Por lo demás, debo reconocer que nunca me rebelé ante esta calidad de "asistente" porque me resultaba plenamente cómodo y compatible con mis labores escolares, mi gusto por la lectura, y también con mis constantes paseos por las nubes. De adolescente, estuve en un internado, donde nos servían la comida, y creo que las personas a quienes les gusta cocinar a esa edad deben ser minoría. Y ya de estudiante universitaria, en Santiago, solamente cocinábamos los fines de semana, y en ello, con mi amiga y compañera de departamento, siempre nos preocupó más el tiempo y el presupuesto, y si nos invitaban a comer fuera, tanto mejor. Ya inserta en el mundo laboral, y desde que vivo sola, empecé a poner más interés en la cocina, y cada cierto tiempo, me pongo las pilas para preparar algo en casa. Hasta ahora, me apruebo con nota máxima, jajajajaaj. El resto del tiempo, salgo a comer fuera o simplemente me salto algunas comidas, gracias a las audiencias programadas en horas insólitas.
Pues bien, decidí que este fin de semana sería de "esos días" en que cocinaría en casa. Y en eso estoy en este instante. Hace unos días y por casualidad, encontramos con un amigo un sitio peruano donde publicaban algunas recetas, y al revisarlas, pensé que no se veían tan complicadas y que podría lograr prepararlas. Hasta ahora, sigo optimista, por lo menos sale un rico aroma del horno. Como soy realista y consciente de mis capacidades, opté por una receta que me parecía de las más simples: Pollo a la naranja, acompañada de un arroz a la peruana con maní tostado. Eso sí, hice algunos cambios, ajustándolos a los ingredientes y utensilios con los que cuento. Cuando termine la preparación y lo pruebe, escribiré para contar como me fue. Saludos.